El pericardio es un saco de doble pared que contiene el corazón y las raíces de los grandes vasos sanguíneos. Está compuesto por una capa superficial, el pericardio fibroso, y una capa profunda, el pericardio seroso. El pericardio seroso se compone de dos capas: la capa parietal hacia el exterior y la capa visceral hacia el interior. Estas dos capas están separadas por una cavidad pericárdica virtual que contiene el líquido pericárdico.

Los fibroblastos pericárdicos (PcF) son el principal tipo celular del pericardio. Producen colágenos y ayudan a formar el pericardio delgado pero fuerte, que sirve como un saco protector para el corazón, proporcionando soporte estructural y lubricación, y evitando la dilatación excesiva del corazón. La activación y proliferación desreguladas de los PcF, la deposición de colágeno y fibrina, la inflamación crónica y la formación de cicatrices se han implicado en la pericarditis constrictiva, donde el endurecimiento del pericardio finalmente impide que el corazón se dilate. Las asociaciones entre la activación de fibroblastos y la inmunomodulación hacen que los cultivos de PcF sean una herramienta útil para estudiar la pericarditis esclerosante progresiva.